martes, 6 de octubre de 2009

Planifiquemos antes de escribir

En “Alicia en el país de las Maravillas”, el gato le dice a Alicia, la protagonista de la historia: “Podrás llegar si sabes donde” (Carroll, 1998: 146). Esta frase, sumamente conocida y utilizada por quienes se dedican a teorizar sobre metodología de la investigación, es de fundamental importancia ya que nos recuerda que tenemos que planificar nuestra acción y saber cuál es el lugar al que queremos llegar para cumplir de esa forma con nuestros objetivos.
La respuesta del gato además puede servir, llevándola al terreno de la producción literaria, a pensar en la utilidad de planificar las acciones y conocer cual es el punto al que queremos arribar cuando nos ponemos a escribir.

Mucho se ha escrito sobre el tema y tal vez este texto no sea original ya que sólo pretende reflexionar obre el proceso de escritura y la necesidad de planificar cada cosa antes de plasmarla en el papel.

La escritura es uno de los procesos cognitivos más complejos ya que pone en juego, en primer lugar procesos que tienen que ver con la planificación del mensaje (por ejemplo generación de ideas e hipótesis, organización de ideas, revisión del mensaje), en segundo lugar los procesos que se relacionan con la construcción sintáctica (la estructura del texto, con todo lo que ello implica) y por último con la recuperación de elementos léxicos como por ejemplo la recuperación de grafemas, la ortografía, etc. (Nicasio García, 1995: 205). Si nos proponemos trabajar con la escritura, una propuesta sencilla e integradora consiste en partir de una planificación previa y que los alumnos elaboren un esquema actancial en el cual ubicarán a los personajes y delimitarán la situación conflictiva a desarrollarse en el escrito (en caso de tratarse de la producción de un texto ficcional).

En dicho esquema, retomando lo planteado por Greimás, encontraremos:

Sujeto .......... Objeto
Dador (o destinador) ........Destinatario
Ayudante ........ Oponente

Con este esquema, que recomiendo a los alumnos que lo hagan y que lo tengan a mano para que les sirva de guía en el momento de la escritura, debemos realizar también una breve caracterización de los personajes a los afectos de saber cuáles serán las características de cada uno de ellos pudiendo lograr de esa forma que la historia sea verosímil y que los personajes se comporten con coherencia dentro del mundo creado en ese pequeño mundo literario que es esa obra de la narrativa. También es importante considerar que cada una de las categorías del esquema no necesariamente se refieren a personajes sino que pueden ser situaciones, conflictos, etc.

No bastaría con describir como son físicamente –tal vez lo menos importante, excepto que tal descripción sea de importancia para el desarrollo de la historia- sino en realizar una caracterización desde lo psicológico que los ayude a pensar en la forma en que se comportará ese personaje. Por supuesto que alguien me podrá decir, siguiendo a Pirandello o a Unamuno, que los personajes son seres libres y que son ellos los que mueven al escritor como si fuera un dios, pero esta apreciación es importante cuando los alumnos ya saben producir y pueden hacerlo sin ningún tipo de dificultad. Hasta ese momento será necesario manejarlos como marionetas pero siempre teniendo en cuenta que sus comportamientos guarden estrecha relación con la lógica del personaje y con las características que delineamos sobre ellos.

Una vez delineados estos pasos previos, llega el momento de plasmar las ideas en el papel (lo que muchos teóricos llaman “ la puesta en texto”). Es posible que en este momento se genere un momento de tensión seguido de un estancamiento causado por el temor al papel en blanco: no saber que decir, como hacerlo, cómo comenzar, qué palabras utilizar, etc.

Bibliografía:
Nicasio García, Jesús (1995), Manual de dificultades de aprendizaje. Lengua, Lecto-Escritura y Matemáticas, Madrid, Narcea. P. 205.



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